Son diversos los caminos y las denominaciones que se le han dado a
esa arquitectura amable con el entorno y con el hombre; algunos la llaman
sustentable, otros sostenible, bioclimática, ecológica, bioconstrucción o
arquitectura verde. Cada una de esas propuestas tiene sus propias
características que las distinguen de las demás; sin embargo, todas cuentan con
un principio integrador: ofrecer una mejor calidad de vida, el mayor confort
posible, al hombre sin continuar depredando su hábitat. En sí, lo que debe
hacerse es Arquitectura, es hacer las cosas sin depredar el entorno. Sobre
esto, César Ulises Treviño, presidente del Consejo Mexicano de Edificación Sustentable y Secretario del Green
Building Council menciona que: “la edificación sustentable es, por definición,
una buena edificación. Los parámetros y actuaciones en torno a la
sustentabilidad son diversos. Por ende, en la industria de la construcción, la
sustentabilidad debe entenderse como un amplio y largo trayecto, más que como
un destino específico”.
Desde hace decenios, ecólogos como Ramón Margalef, H. T. Odum o
Barry Commoner han propuesto que la economía humana debería imitar la “economía
natural” de los ecosistemas. El concepto de biomímesis (imitar la naturaleza a
la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos
compatibles con la biosfera) recoge esta estrategia, y le corresponde un papel
clave a la hora de dotar de contenido a la idea más formal de sustentabilidad.
Tanto los ingenieros como los arquitectos y constructores tienen
la enorme responsabilidad de mejorar la calidad de vida del hombre dado que los
edificios, nos dice Brian Edwards en su Guía básica de la sostenibilidad
(Gustavo Gili, 2004) son grandes consumidores de materias primas por lo cual,
el capital medioambiental invertido en ellos es enorme. De ahí que es urgente
la existencia de “arquitectos, ingenieros y constructores capaces de crear
productos sociales útiles (edificios) empleando un mínimo de recursos, de modo
que las generaciones futuras no hereden un legado hipotecado. Para conseguirlo,
es necesario un nuevo enfoque educativo en el mundo de la construcción y que la
sociedad, entre ella los clientes de esta industria, adopte nuevos valores”.
¿Qué debemos entender por buena calidad de vida en la arquitectura?
La respuesta la brinda el arquitecto Raúl Huitrón, especialista en la materia y
director del despacho Biomah: “La calidad de vida hace referencia a aspectos
fisiológicos y psicológicos. Hay que satisfacer rangos de confort el cual no
queda limitado sólo a cuestiones térmicas; también debe existir confort
lumínico, acústico, olfativo, visual o psicológico, que se desarrollan
dependiendo del lugar y del tipo de edificio. Lo sustentable es estar en armonía
con el paisaje natural y artificial, bajo un contexto histórico, filosófico y
económico; con una arquitectura responsable que no consuma más energía de la
que necesita o donde no se generen conflictos con los desechos que se
producen”.
Uno de los grandes maestros de la arquitectura “Verde” es Ken Yeang,
quien considera que “es en las primeras fases de la producción de un edificio,
en especial en la de proyecto, cuando se tienen las mejores oportunidades de
abordar y anticipar los problemas del deterioro medioambiental que pueden ir
surgiendo a lo largo de su ciclo de vida”.
Si el mundo está aún en una etapa “juvenil”, en ciertos momentos,
dentro de la construcción sustentable, en México y en buena parte de
Latinoamerica, apenas somos unos bebés por lo cual no sólo contamos con escasa
experiencia sino que seguimos llevados o atraídos por la “dinámica
contaminante”. Sin embargo, existen países como Costa Rica, en Centroamérica, o
nuestro propio país, donde se están dando pequeños grandes pasos en la búsqueda
por lograr una mejor calidad de vida de todos, seamos humanos, animales o
plantas. En México son pocos los despachos de arquitectos que están
desarrollando una arquitectura amigable con el entorno. De éstos, destacan los
trabajos hechos por Picciotto Arquitectos, Biomah, HOK, quien realizó el primer
edificio con certificación LEED en Latinoamérica: la Torre HSBC, Agustín
Hernández, Grupo Diseño Urbano, Sánchez Arquitectos, GVA, firma con sede en
Guadalajara, o Duarte Aznar Arquitectos, en Mérida, Yucatán, entre otros.
Vaya, la Arquitectura sustentable ha sido fundamental e la Arquitectura, gracias por la info!
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